domingo, 28 de julio de 2013

Una flor para nuestro aniversario









Una flor para nuestro aniversario


 

 

Unas palabras previas

 

            Hace tiempo Neruda escribió: “Quiero escribir los versos más bellos esta noche…”; yo también lo querría y esos versos están en mi alma, son sinceros y les cuesta salir porque yo no tengo la genialidad de ese gran poeta. Sólo tengo un cómplice, aprendiz de poeta, amigo nuestro, que me puede ayudar a sacar las más bellas palabras que puedo para ti.

            Le he dado mis palabras para que él las ordenara y le he pedido que se ponga en el lugar de una mujer para que salgan y que lleguen a ti de la boca de tu rubia que sólo sabe amarte.

            Ya sabes quién me ayuda, el me dice que esto no es un poema suyo, que él se limita a leer en mi alma y copiar los versos y los paisajes que hay en ella y que son para ti.

 

 

Comienzo

 

I

El río formaba isletas
verdes pintadas de garzas
y los restos del molino
en las aguas se miraban.
 
Puente de San Rafael,
sobre Sotos de Albolafia,
arboleda de Cruz Conde
con sus senderos de magia,
 
y árboles de fina estampa
junto a la muralla vieja
del Barrio de San Basilio
fueron para nuestras tierras
 
donde nacieron los sueños
y se encontraron las manos;
la manita de tu “Rubia”
en el cálido verano.
 
II
 
Por la puerta de Sevilla
Iba nerviosa a tu lado,
y cruzamos la avenida
al Cerro de los Quemados.
 
Ese cerro casi plano,
donde vivieron tartesos
y luego los turdetanos,
fue testigo de más besos
 
que toda la ciudad antigua
de árabes y romanos
que besaba al bello Betis
y lo tocaban sus manos.
 
Bajo álamos de plata
por el angosto sendero
que llevaba a antiguas huertas
con un amor verdadero
 
se enlazaban nuestras manos
lejos de ajenas miradas
y presencias indiscretas;
y ese día, sin tu hermana,
 
en un banco del sendero,
sobre piedras milenarias
se encontraron nuestros labios
en una unión temeraria
 
por temor a que nos vieran;
era el sendero de tierra
que conducía a la Ermita
tan antigua como estrellas:
 
La llamaban desde antaño
Ermita de Nuestra Señora
de la Salud, por un toldo rodeada
de almeces y dulces moras.
 
Con nuestros cerrados ojos
nuestros labios se tocaron,
era la primera vez;
se apretaron nuestras manos.
 
 
 
 
III
 
Junto a espigadas mimbreras
y relucientes adelfas,
los dos estábamos cerca
en la milenaria piedra,
 
cantaban los gorriones
de las últimas camadas
sobre melias y lentiscos,
sobre olmos y retamas.
 
¿A dónde vamos? —Te dije.
“Donde nos lleven los pies”;
y seguimos caminando
con nuestros labios de miel.
 
Era domingo de otoño,
de otoño recién nacido,
naciente como la dicha
para formar nuestro nido.
 
IV
 
Yo con trece primaveras,
tú con una más que yo,
nuestros padres preocupados,
y nosotros en el Sol.
 
Me asombró tu decisión:
“O esto nuestro sale a flote
o juntos nos hundiremos los dos”;
nos convertimos en flores.
 
El día del primer beso
fue tan hermoso y florido
que al regresar a las casas
los dulces fueron de olvido.
 
 
Maduración
 
I
 
Yo te regalaba “Patric”,
y yo alía a mandarina;
cuando me olías el cuello
yo toda me estremecía.
 
Pasaban las primaveras,
eras mi apoyo y mi vida,
el arado de mis campos
y el sol que me sonreía.
 
No nos íbamos a hundir,
la quilla de nuestra nave
era de madera dura
a prueba de tempestades.
 
Nuestra unión se reforzaba
entre vientos y entre nubes,
entre aroma de geranios
y bajo cielos azules.
 
II
 
Los inviernos no faltaron
en diez años de noviazgo,
de lágrimas y sonrisas
siempre al calor de tus manos.
 
Eras como una cometa
sujetada por tu Rubia
y siempre te bajé a tierra
cuando la tarde era turbia.
 
 
Unión
 
I
 
¿Quién me iba decir a mí
que ese pequeño niño
que los 16 de julio,
vestido de monaguillo
 
posesionaba orgulloso
por la cuesta de Ollerías
y el barrio de Santa Marina
iba a compartir mis días?
 
Cerca de la Plaza de Colón,
la torre de Malmuerta
y el antiguo Convento de San José
de nuestra eterna promesa
 
iban a ser escenario
frente al retablo barroco
de una historiada iglesia
de un barrio que antes fue moro.
 
Un veintiocho de julio,
en la Iglesia de San Cayetano,
 
siendo el año ochenta y cuatro,
portarían nuestras manos
 
símbolos del matrimonio
del compromiso de fe;
esos anillos soñados
que vio el mismo San José.
 
II
 
Entramos como novios
y salimos casados.
Quedó atrás Santa Teresa;
los anillos en las manos.
 
Una lágrima en mis ojos
se quedaba contenida
junto a mi hombre orgulloso
con quien me sentía unida.
 
Familia
 
I
 
Nacería una familia
poco a poco,
paso a paso;
pasos juntos de nosotros.
 
A veces caminos rectos.
a veces caminos rotos,
noches de miles de besos
y silencios en los ojos;
 
pero todo lo vencimos,
fui tu rubita leona
y tu dulce mariposa
siempre atenta a tu persona.
 
II
 
Nuria nació la primera
y llovía de tus ojos
agua de alegría llana
y una mirada de oro.
 
Aún recuerdo las flores
junto a la flor más bonita
con ese suave tacto
de tu segunda rubita.
 
III
Luego nació nuestra Marta,
no era tan pequeñita,
era una niña más fuerte
como una rosa bendita.
 
Un nuevo ramo de flores
te nublaba con tu hija,
tu mirada se entregaba
con tu tercera rubita.
 
IV
 
Más tarde nació Clarita,
perla igual que sus hermanas,
despierta y llena de vida
y de oro coronada.
 
Tenías cuatro rubitas,
más hermosas que la flores,
luminosas como el sol;
frutos de nuestros amores.
 
 
Presente
 
Hoy mi Paco yo te digo,
la mano en mi corazón,
que me siento agradecida
por tu risa, por tu tacto,
por tus caricias de amor,
por las olas compartidas,
por las luchas de los dos,
por las tierras que pisamos,
por el calor de tu voz…
 
Hoy mi Paco te agradezco
haber estado a mi lado
por ese largo camino
que comenzó siendo niños
y nos abrazó a los dos;
hemos compartido sal,
dulce miel, aguas de fuentes,
apoyo de nuestras ramas,
paraguas y parasol…
 
Hoy mi Paco te aseguro
que nos dio fuerza el amor
y que no hay nada más grande
que estar juntos tú y yo.
 
Gracias por darme tu vida
como te la he dado yo.
 



 
 

 

1 comentario:

  1. Gracias amigo, que sin decir tu nombre...sabes quien eres, gracias por haber escuchado mi alma, por haber sacado al exterior algo que tan dentro llevaba, Gracias con el corazón.

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